Reflejos del entorno excepcional de Cerdaña y símbolos mundiales de la investigación sobre la energía solar en Francia.
En 1946, el químico francés Félix Trombe encontró una forma de alcanzar altas temperaturas rápidamente, utilizando la luz solar en un ambiente muy puro. Debido a las excepcionales condiciones de exposición al sol, en 1949 se construyó en Mont-Louis el primer horno solar del mundo para hacer realidad el trabajo sobre la energía solar y probar sus distintas posibilidades.
Este proceso totalmente innovador consiste en un enorme espejo parabólico que concentra los rayos solares en un único punto, lo que permite obtener en este punto una temperatura de 3000 °C, ¡algo nunca antes alcanzado durante tanto tiempo y de manera gratuita !
En la actualidad, el horno de Mont-Louis se sigue utilizando para la investigación científica y la producción industrial y artesanal.
En 1968, se puso en funcionamiento el Gran Horno Solar de Odeillo, tras ocho años de trabajo. Con una potencia de 1 megavatio, es uno de los dos hornos solares más grandes del mundo. Tiene 50 metros de altura y nada menos que 63 espejos planos llamados heliostatos, que actúan concentrando los rayos. Debe su fama a los estudios que allí se realizan sobre los fenómenos de alta temperatura y el comportamiento de los materiales sometidos a condiciones extremas.
Al igual que el horno solar de Mont-Louis, la ubicación del de Odeillo, a 1500 m de altitud, se eligió por las excepcionales condiciones climáticas de Cerdaña: exposición al sol, aire puro generado por la altitud…
Hoy en día, esta herramienta científica, que permite alcanzar temperaturas superiores a 3500 °C en pocos segundos gracias a una energía gratuita y no contaminante, es utilizada por el CNRS.