A principios del siglo XI, Guillermo Ramón, entonces conde de Cerdaña, fundó la ciudad de Villefranche-de-Conflent con el objetivo de convertirla en la nueva capital del territorio de Conflent y bloquear así el camino hacia las altas mesetas a los posibles invasores.
En 1654, la ciudad fue sitiada y tomada por los franceses. Parte de las fortificaciones se desmantelaron para que no pudieran ser utilizadas por los españoles. Hubo que esperar hasta 1669 para que el mariscal Vauban volviera a levantar y reforzar las murallas de la ciudad
Aún hoy, esta antigua ciudad mercantil conserva bellas huellas de su historia y su condición de emplazamiento defensivo. Las fortificaciones de Villefranche-de-Conflent también forman parte desde 2008 del Patrimonio Mundial de la UNESCO.